Fragmento de la Introducción del libro “CONSTELACIONES FAMILIARES PARA LA PAZ”, publicado por Grupo CUDECⓇ
En la filosofía y el trabajo de Bert Hellinger, el punto de partida es la familia extensa a la que pertenecemos y de alguna manera cada miembro del sistema familiar tiene su propia historia. Ésta puede ser dolorosa. Al sumar los dolores familiares surge una dinámica que está presente de manera inconsciente.
En esa acción de aflicción, de pronto las personas se ven implicadas en un punto en el que ya no se puede más con el peso. Es el campo del dolor que no se ha resuelto el que de alguna forma impide sostener relaciones sanas con los afectos más próximos: El padre y la madre. En esta huida para sobrevivir, por un lado se da un movimiento de partida y por otro el de la culpa por no quedarse en el hogar y ayudar cuando la persona, de manera muy cándida, cree que todo lo puede resolver.
La escapatoria se produce cuando no se puede lidiar con los hechos de la vida. Estas incapacidades se acumulan y cada ser humano se observa en la existencia como portador de un peso enorme que no le corresponde y por lo tanto, no se sabe cómo hallar una solución y hacerla efectiva.
La buena y la mala conciencia
Acerca de esto se comenta en los párrafos iniciales, la gran contribución de Bert Hellinger ha sido, entre muchas, introducir la conceptualización filosófica de la existencia de una buena conciencia y una mala conciencia. Este es el gran hallazgo ontológico. En el enfoque Hellingeriano, el hombre y la mujer se preguntan cómo actuar desde la buena conciencia y dirimir qué significado tiene.
Tener buena conciencia consiste en pertenecer y permanecer leal en el sistema familiar a pesar de todo porque se cree con firmeza y vehemencia que el individuo puede arreglar las diversas situaciones que se presentan en su seno, como si una sola persona pudiera modificar o borrar los dolores del pasado. Bert Hellinger explica que esta buena conciencia es un amor. No obstante, es un amor ciego. Es un amor que mira hacia el pasado con la vocación de reparar lo que ya ocurrió en la familia.
Luego, Hellinger conversa en su coloquio filosófico acerca de la mala conciencia que es la conduce a la transformación y la evolución. Con mala conciencia se sale del campo familiar dejando los asuntos que al sujeto no le competen para vivir lo propio y mirar hacia el futuro.
Este movimiento es auténticamente excepcional e la conducta humana. Es un desafío desgarrador y es un vaivén porque las personas tampoco pueden quedarse siempre en el estado de la mala conciencia. Hay que volver o regresar al estatus de la buena conciencia. Tarde lo temprano tampoco se soporta el peso. Es un ciclo vital.
Surge así un estado diferenciado cuando se tiene claridad cabal sobre de esta distinción y el individuo experimenta la buena y la mala conciencia con lucidez en lo que piensa, desea y hace por medio de sus interacciones con el mundo.
En este contexto, “todos estamos determinados por una buena conciencia” y a partir de conducirnos en ella es posible desarrollar muchas habilidades y competencias. Luego, se evoluciona y se va a otros espacios más allá de los límites del sistema familiar establecidos por los ancestros y los padres; es decir, más allá de quedarse a resolver la vida con las reglas de quienes han estado antes.
La adolescencia, por ejemplo, es el primer insight de que el sujeto quiere hacer lo suyo. El proceso de conformación de la identidad en esta etapa de la vida es una lucha entre la buena y la mala conciencia porque de pronto los jóvenes se percatan de que el universo es el que se desenvuelven ha dejado de ser lo que era en la infancia. En la niñez todo era perfecto, nada se cuestionaba. Sólo con la fortaleza adquirida siendo menor se sostiene el individuo a lo largo del proceso de convertirse en adulto, diferenciándose de esos otros que son los progenitores.
Para que esto fluya, primero tiene que estar presente el orden. Bert Hellinger conversa amplia y profundamente sobre ello en su obra Los órdenes del amor. Cuando hay un desorden, el amor no fluye. Es una fantasía. La persona tiene que reconocer el ser y el estar en un orden, preguntándose cuál es el lugar que debe ocupar en el sistema familiar o cualquiera de los otros en los que se desenvuelva como son la escuela, la empresa o la comunidad.
Sin embargo, el aprendizaje de estas dinámicas se construye en la paradoja del orden y el desorden. Los niños y niñas llegan a un sistema familiar donde falta alguien -por diversas razones- y de manera subyacente hay un proceso de equilibrio de energías, tal como sucede en la química, por vía de óxido-reducción. Esto es algo que se produce de forma natural en los sistemas.
En la familia, si alguien falta o es excluido, tarde o temprano es representado por otro más. Aquí el habla cobra una relevancia enorme. Si hablamos de un integrante del grupo, entonces permanece en la memoria. Pero cuando deja de estar presente en la conversación, es condenado al olvido aunque en realidad no desaparezca.
Por ejemplo, si nunca se habló de un hermano que murió o de una pareja anterior o del padre ausente, la información se queda atascada y tarde o temprano es canalizada. Así, otro ser llega, toma dicha función y lo hace amorosamente. Todo esto se encuentra en el sistema y nos sorprende en las Constelaciones Familiares.
Desde luego, el conocimiento sobre la terapia familiar y el enfoque sistémico son anteriores a la perspectiva de Hellinger. De hecho los incluye y de este modo desarrolla la aportación destacada de la noción del lugar que otros encuadres terapéuticos no habían contemplado. Por eso, el ser y el estar representan un punto de quiebre y la pregunta a formularse es: “¿Cuál es mi lugar en el universo?”.
El problema que nos impide responder con claridad a esta interrogante es que duele ser muy difícil y complejo mirar el dolor y por eso se evade cueste lo que cueste. De este modo, en una familia, el padre, la madre y los hijos no quieren vincularse con esas dolencias sean nuevas o muy añejas.
Así, una persona puede afirmar, por ejemplo, “no puedo estar con mi papá y con mi mamá; vivo cerca de ellos pero me cuesta mucho trabajo”. Esto sucede porque el campo del dolor que está con los padres, conteniendo lo doloroso sin mirarlo, tocarlo o resolverlo, convierte a las personas y a las sociedades en comunidades que sólo conversan acerca de lo terrible, pero que no solucionan nada. Las personas hablan acerca de lo que viven unas y otras y de alguna manera se cree que esto es suficiente, pero no se trata de eso.
Bert Hellinger se percató paulatinamente de estas comprensiones profundas. De acuerdo con las publicaciones que él ha realizado y los testimonios de Sophie Hellinger y de otros especialistas importantes que los han acompañado en estos años de trabajo, comenzó visualizando movimientos de conciencia. Reconoció el lugar del padre y la madre. Más tarde introdujo el lugar de los hijos y las dinámicas que se dan entre ellos. Se conscientizó el orden de precedencia.
Desde la perspectiva biológica, el padre comienza con la vida cuando toma a la mujer y la fecunda -como haya ocurrido, con tranquilidad o con violencia-; forma parte de la especie y es tan veloz como el deseo como lo refiere Laura Esquivel en su libro de título homónimo. Este es un amor ciego que hace que la especie sobreviva, pero al mismo tiempo, la hace evolucionar.
Esto tiene que ver con las fuerzas de la vida. Por un lado, está la interacción fuerte en la que es el propio sistema el que no permite que los hijos se vayan del hogar. Por otra parte, está la interacción débil que impulsa la transformación. En este caso, el hijo dice “papá, tu fuerza y la de la familia no son suficientes para mantenerme a su lado”.
Lo mismo ocurre con las Constelaciones Familiares de Hellinger ScienciaⓇ que han permanecido en evolución permanente. Lejos de buscar un estado inamovible, Bert Hellinger ha estado guiado por la interacción débil en el terreno de su práctica. No se ha mantenido estático, sino en movimiento constante.
Hacia el año 2000, Hellinger colocaba a 15 representantes de integrantes de un sistema familiar en una constelación (el padre, la madre el primer hijo y el que no llegó; y otro papá u otro hijo). Lo que hacía era poner el orden y en su pensamiento emergía la siguiente comprensión: “Si ya hay un orden en la familia, hay solución”. Más tarde descubrió que no era totalmente cierto y descubrió los Movimientos del Alma. Los sistemas familiares y las personas experimentan un desplazamiento intrínseco y muy profundo que tiende a compensar aquello que no ha sido resuelto.
Hellinger observa a través de las Constelaciones Familiares cómo se van dando los movimientos por sí mismos y cómo son los representantes quienes siguen una trayectoria con autonomía, sin ayuda del facilitador, en posiciones inimaginables. Bert descubre dinámicas internas de compensación y que se convierten en una gran aportación en el estudio de los sistemas familiares. En realidad, esto es imposible percibirlo sólo por medio de la conversación terapéutica.
Precisamente, al observar los Movimientos del Alma, Hellinger encuentra que los miembros de la familia están dispuestos a hacer los sacrificios que se requieran en aras de que los mayores sigan cumpiendo su función. Así, aparecen los hijos que declaran “yo por tí papá, porque tú todavía tienes una tarea que hacer; entonces, yo me voy antes que tú”.
Esto no es bueno ni malo. Es como es. Se trata de que si esto no ocurriera en el sistema, tampoco evolucionaría. Esto aún no es fácil de entender. ¿Y cómo responden los padres? Dicen: “Sí, tú por mí, porque yo todavía tengo que quedarme; pero tengo que expiar la culpa”. ¿Y qué pasa cuando el hijo se va o muere? Los padres se quedan con un anclaje más fuerte pues deben quedarse y asumir las responsabilidades con totalidad. Es decir que en la sobrevivencia hay mucho dolor que atasca, permanece, se repite, no se expresa y queda incompleto.
Las Fuerzas de la Vida
Los Movimientos del Espíritu
Desde la física, la química y la biología, es impresionante la correspondencia que existe entre el comportamiento de los sistemas en el universo (lo más grande) y los átomos (lo más pequeño), y lo que ocurre con los sistemas familiares. En este sentido, el impacto que tienen las cuatro fuerzas de la vida se manifiesta en todos los ámbitos o niveles de complejidad. Por ejemplo, en los fractales es posible observar la simetría de la repetición entre los sistemas pequeños y grandes; luego entonces, una misma cosa puede ser abordada desde diferentes ángulos o planos.
Así pues, el orden tiene alta relevancia en los sistemas de la física como sucede en las galaxias; en la química si miramos hacia lo atómico y nada más simple que contemplar las tablas periódicas donde cada uno de los elementos tiene su lugar; o, en los ecosistemas estudiados por la biología. En ellos hay muchos elementos, vivos e inertes. Todos tienen una función y si uno de estos componentes se altera, se produce un desbalance completo del todo. En un organismo vivo se experimenta lo mismo y de ahí parten los desequilibrios.
Este principio del orden Hellingeriano no es ajeno a la ciencia porque está presente en toda la naturaleza en los planos físicos, químicos, biológicos y socio-culturales. Esta primera fuerza se corresponde con la gravedad que da orden y lugar a todo lo que forma parte del universo. No tendría por qué ser distinto en los sistemas familiares.
Algo similar se presenta si se contemplan las otras fuerzas. Hellinger habla del orden del tomar y el dar. En la naturaleza se encuentra en el electromagnetismo. Es decir, en un sistema no puede existir un elemento por sí solo porque así no se produce la vida como la conocemos aquí en la Tierra o donde quiera que se manifieste. En el caso de las personas, la mayor parte del tiempo se toma y se da en distintos planos; de modo que en este intercambio se produce el fenómeno de la compensación.
Nuevamente, esta fuerza es observable en la química, tal como sucede con el intercambio de moléculas. Un elemento reacciona cuando toma electrones de otro. El que recibe luego da a otro elemento más. Esto es muy interesante de comprender porque lleva más allá del pensamiento lineal. Conduce a una nueva forma de entender a través del comportamiento cíclico del universo que habitualmente se deja de lado o se estudia someramente entre los contenidos del proceso enseñanza-aprendizaje.
Hay que comprender las fuerzas de la vida y también sus ciclos. Esto es algo de lo más sobresaliente que descubre Hellinger. Pensando en la escuela, considerándola como una imagen para elaborar una explicación de la diferencia entre lo lineal y lo no lineal, baste decir que la existencia no sucede en el pizarrón sino fuera del aula y así hay que entenderla. ¿Y cómo enseñamos y aprendemos? El maestro llega al salón de clase y explica una teoría desvinculada de la realidad y el alumno cree que el mundo es así.
Es una desvinculación ilusoria porque nadie rompe los lazos así nada más, Por eso, quizá quienes comprenden mejor todos los procesos que visualiza y muestra Hellinger son los biólogos pues no se requiere de convencerlos de lo que ocurre en los sistemas familiares. Sin embargo, a los profesionistas o auto-didactas de otras áreas de conocimiento les toma más tiempo (a veces sin lograrlo) porque quieren aplicar un tamiz desde la teoría aprendida en el pizarrón.
Se inventan otras realidades todo el tiempo para defender las debilidades porque en el sector educativo se sustrae al estudiante de la vida y se le enseña a esquematizarla en lugar de comprenderla: las religiones alejan de la espiritualidad y los partidos políticos de la democracia. Así emanan las revoluciones científicas que son expresiones del ciclo vital entre los estados de la buena y la mala conciencia.
En el marco del vaivén entre lo conocido y lo desconocido, lo seguro y lo inseguro, se produce el cambio, la transformación y la evolución. La mala conciencia conduce a lo nuevo y eventualmente se convierte en el statu quo y, por tanto, en buena conciencia. Luego, otra vez, se produce esta mecánica innovadora.
Justo es lo que señala Charles Darwin en la evolución de las especies. En la biología, es visible a través de las mutaciones en los organismos. Éstas son las que cambian la información del material genético de los individuos. Sin ellas, expresiones de la mala conciencia, nada evoluciona. Al mismo tiempo, la mutación se establece como el nuevo orden y para que esto suceda, la vida atraviesa por procesos de transición que son dolorosos para los seres humanos.
La nueva cara de la psicología
A principios del siglo XX, Sigmund Freud representó un movimiento innovador en el estudio de la conducta humana introduciendo el psicoanálisis y la noción del inconsciente. Cien años después, surge la psicología con el enfoque de Bert Hellinger. Está asomándose apenas desde el GRUPO CUDECⓇ en México hacia otras naciones. En unos años, el impacto que ya tiene va a ser mayor y se propagará a otras instituciones educativas del orbe. Hoy es una propuesta innovadora y mañana formará parte de la normalidad e planteamientos de la psicología general.
Una diferencia fundamental radica en que el enfoque de Bert Hellinger está generando respuestas que emanan desde la mala conciencia, a diferencia de las otras plataformas de conocimiento que argumentan desde la buena conciencia y el deber ser inherente al propio método científico. No van más allá porque operan a partir de lo ya establecido. Lo Hellingeriano avanza por su carácter evolutivo.
En las Constelaciones Familiares se trabaja desde el cambio, la transformación y la evolución. Es difícil entender lo que sucede en ellas porque cuando se desarrollan, no existe el tiempo tal como lo conocemos. En el futuro quizá existan paradigmas y modelos que ayuden a hacer a hacer las descripciones y explicaciones de estos fenómenos, sólo que ahora mismo es complicado que las personas que participan y observan en estas interacciones alcancen a percatarse de la información que las envuelve. Al final del día, son paquetes de datos que todavía es imposible procesar cabalmente; apenas se logra una mínima parte.
Esta información es indivisible, tal como son los microorganismos. Durante siglos las mujeres parturientas morían porque había condiciones insalubres que el ojo humano no podía ver, hasta que comenzó a utilizarse el permanganato de potasio que es un oxidante y desinfectante brutal. Así se controló la fiebre puerperal. Baste recordar la aportación de Robert Koch con su teoría germinal de las enfermedades infecciosas tras sus investigaciones par identificar el origen de la tuberculosis, siendo galardonado en 1905 con el premio Nobel en Medicina y Fisiología.
Esta propiedad de los sistemas indica que hay información (entre muchos otros elementos) que está presente y envuelve también a las familiares y a sus integrantes. Esto no tiene nada de esotérico. Quizá no sea fácil de comprender pero después de todo, la humanidad tampoco ha entendido cabalmente las fuerzas básicas de la vida. Hay paradigmas que ayudan a explicar un poco más, pero eso es todo. Esto se muestra en los aspectos más diversos. Ya hay un presidente de los Estados Unidos que es afroamericano, un sumo pontífice católico latinoamericano y agua en el planeta Marte. Todo eso era impensable antes del 2010.
Las Constelaciones Familiares abren la puerta a volúmenes de información que asombran porque el observador todavía no está habituado a procesarla. Poco a poco, paso a paso, están surgiendo una psicología y una pedagogía que ya implementan estos saberes. El trabajo de Hellinger es totalmente innovador y apun se encuentra en un estado que genera un movimiento evolucionista en la filosofía,la educación y el trabajo terapéutico.
Es una revolución que viene a dar una vuelta de tuerca, no en el sentido bélico, sino de la transformación o giro que da la propia historia de las ciencias humanas. Lo nuevo en el trabajo actual de Hellinger es la velocidad a la que se transmite la información sobre los sistemas sociales a través de las Constelaciones Familiares.
A diferencia de etapas anteriores, Bert ahora guarda silencio para general una comprensión más profunda de lo que ha habido en el espacio-tiempo en el que una persona está inmersa. De este modo, algo se ordena sin que necesariamente esté consciente. Es tan rápido que parece como si Hellinger hiciera lo mismo que hace veinte años; pero no es así. Al entrar al campo que se abre durante sus trabajos, los observadores también ingresan a esa velocidad. En estas condiciones, los insight son más profundos.
Reflexionando acerca de los Entrenamientos Internacionales de la Hellinger ScienciaⓇ, ahora la manera en que Bert describe las Constelaciones Familiares se concreta a través de sus narraciones en sus libros más recientes. Él hace un esfuerzo en elaborar el relato de los tiempos y los movimientos en el espacio y lo más importante en este libro que se publica al llegar la celebración de sus noventa años, consiste en percibir que las soluciones no provienen del facilitador o el terapeuta. Lo relevante es vivir la experiencia.
(…)
Las Constelaciones Familiares permiten acceder a la información para identificar qué es lo que sucede en un punto de la historia de un sistema familiar. Claro que influye con fuerza otra conceptualización de la física: el principio de indeterminación. Sólo es posible identificar la posición o la trayectoria de algo y nunca, ningún observador, puede ver lo mismo en el mismo instante. La imagen que surge de las constelaciones de Hellinger permite mirar muy rápidamente y cuando se detecta algo, de inmediato cambia. A partir de ahí se genera otra realidad. Ése es el milagro de las Constelaciones Familiares.
Uno de los grandes cambios que Hellinger ha introducido de manera reciente es que incluso deja de incidir en los movimientos del alma con el punto de vista de observador. Finalmente, Bert se da cuenta de un proceso existencialista más allá de la propia existencia del individuo. Primero se pregunta: ¿Qué es un valor para el ser humano? Segundo, se responde: Un valor es aquello que vale la pena de ser vivir en cada sistema familiar.
Mtra. Angélica Patricia Olvera García
Directora Corporativa de Investigación Educativa de GRUPO CUDECⓇ
Mtra. Ursula Stütz Racke
Especialista en estudios sobre Bert Hellinger y traductora de Entrenamientos Internacionales de la Hellinger ScienciaⓇ
Dr. Marc Christian Rojas Stütz
Doktors der Naturwissenschaften
Invierno, 2015